En este mismo blog, en el mes de julio del presente año, al hablar de la Moringa oleifera se decía: “pueden alcanzar una talla considerable, próxima a los cuatro metros o superior en solo un año de sembrada.”
También se mostraban fotos de dos pequeños ejemplares de estas plantas –crecen en el patio de mi casa--, las cuales, en apenas un par de meses han triplicado su tamaño original.
Cuando se hicieron las primeras fotos en julio, estas posturas de moringa rondaban más o menos el metro de longitud, hoy, una de ellas, supera los tres y la otra está muy próxima en llegar a esa altura.
Lo anterior ratifica lo dicho en cuanto a su rápido desarrollo, aunque jamás pude imaginar que crecieran con semejante velocidad, porque no es cosa de juega crecer doscientos centímetros en solo sesenta días.
Son más de tres centímetros por cada veinticuatro horas, que de no ser un record, es sin lugar a dudas un resultado digno de respetar y que da la razón a quienes la utilizan como planta forrajera.
Entre los árboles de mayor velocidad de crecimiento se encuentran el abedul, casuarina, eucalipto, fresno, álamo, sauce, cedro, araucaria, y pinos en general, pero ninguno de ellos puede competir con la moringa.
Se dice que el bambú es la planta de mayor velocidad de crecimiento que el hombre haya conocido, y bien, no es el ánimo de nadie privarle de tan encumbrado lugar, pero con la Moringa olifera también hay que contar.
Para que se pueda ver mejor, se han subido nuevamente las fotos tomadas en julio, y las capturadas ahora en el mes de septiembre, y el resultado de esta comparación es simple y llanamente sorprendente.
¡Ah! Se me olvidaba decir, que la mayor de las dos ya esta floreciendo. ¡Para los próximos meses, veremos hasta donde pueden llegar!
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